Empiezo aquí una nueva sección en la que me gustaría comentaros reflexiones mías o de otra gente sobre nuestro juego, pero aquellas que deberían permitirnos llevarlo un paso más allá (del counter, jejeje...), para ver si somos capaces de mantener una regularidad de resultados, tal como otra gente es capaz de hacer. Si esto no es posible, pues por lo menos pasar un rato ameno leyendo algo interesante. En fin, allá cada cual con sus objetivos, yo os dejo esto por aquí.
Y para empezar uno de los artículos que se consideran más importantes en este mundillo, en el cual se trata el “otro” juego, de la actitud, la concentración, en definitiva, tal como lo nombra el autor, del juego interno. Espero que os guste y que os sirva.
Y para empezar uno de los artículos que se consideran más importantes en este mundillo, en el cual se trata el “otro” juego, de la actitud, la concentración, en definitiva, tal como lo nombra el autor, del juego interno. Espero que os guste y que os sirva.
Los artículos los podréis encontrar aquí (yo he retocado algo intentando hacerlo más próximo):
Mente Sobre Magic
Por: Rob Hahn / Traducción: Álvaro Ibáñez
Grandes Mentes
¿Qué hace grande a un jugador de Magic? Las respuestas son tan variadas como los mismos jugadores. Mucho son muy buenos constructores de mazos, pero algunos grandes jugadores nunca hacen sus propios mazos; solamente copian un mazo exitoso y aplastan a todos aquellos en su cercanía. La mayoría son concientes de las sutilezas de las reglas, pero también hay algunos que usarían un Glaciares menguantes antes de jugar Armageddon, sin darse cuenta de que el Armageddon destruirá tanto los Glaciares como la tierra que trajo. La cosa que tienen en común todos los grandes jugadores es un fuerte juego de Magic interno, un tipo de maestría de si mismos que se traduce en una maestría en el campo de juego.
El juego interno no es simplemente el deseo bruto de ganar. El deseo de conquistar frecuentemente se traduce en la parte fea de la competencia, apareciendo como trampa, comportamiento abusivo, grosería y arrogancia. El juego interno es una maestría sobre uno mismo que llega de la experiencia. Si la meta del juego externo es ganarle a tu oponente, la meta del juego interno es entender y canalizar el poder de uno mismo.
Todos los grandes jugadores compiten con disciplina y maestría sobre sus emociones. Cualquier jugador puede ganar si tiene una buena mano, o si un oponente no tiene maná. Se necesita a un gran jugador para sobreponerse a una mala mano para obtener la victoria. Dentro de la comunidad de jugadores, existen varias maneras de describir diversas facetas de esta habilidad: el truco mental Jedi, la mano del buen jugador o, más comúnmente, suerte. Lo que rara vez es reconocido es que los buenos jugadores parecen tener suerte más a menudo por su juego interno. Primero, construyen su mazo para minimizar el impacto de una mano mala. Segundo, juegan con una disciplina calmada cuando las cosas no van como ellos quieren. Una vez más, el enfoque no está en el triunfo todopoderoso, sino en estar enteramente presente en el juego. La distinción puede ser fina, pero creo que aún así se mantiene.
Inteligencia Activa
Uno de los mejores jugadores que conozco es Sean Fleishman de Brooklin, Nueva York. Quedó en Top 16 del Pro Tour de Nueva Cork, segundo en el Pro Tour de Columbus, y está considerado por muchos como un brillante diseñador de mazos. Fue uno de los primeros jugadores en Nueva York en usar el mazo Balance. Nunca le he podido ganar, aunque he jugado contra él usando mazos que teóricamente son su perdición. Una vez, después de ganarme en las finales de un torneo local, me aconsejó no dejar de pensar nunca en el juego mientras esté sentado frente a un oponente.
Parece un consejo obvio, pero muchas veces me he encontrado pensando en otras cosas mientras espero a que mi oponente haga algo. Por ejemplo, podría perderme mientras mi oponente usa Glaciares menguantes durante el upkeep, en vez de estudiar activamente el estado del juego, aún cuando las cosas van lentas. Se requiere disciplina para quedarse comprometido cuando está pasando poco, pero recuerda: algunos mazos y estrategias parecen no estar haciendo nada mientras planean de manera constante tu muerte.
Jugar significa más que simplemente robar, bajar una tierra o jugar lo que esté disponible. Significa más que simplemente seguir una rutina que se ha mostrado exitosa en la mayoría de las situaciones. Los grandes jugadores se aproximan a cada decisión cuidadosamente, reflexionando en lo que significará al juego como un todo cada acción y cada no-acción. Toma disciplina al desarrollar tu sentido estratégico al punto en el que eres capaz de considerar las repercusiones que fluyen de cada carta que juegas, y cuándo la juegas. Es la disciplina la que separa a los grandes jugadores de los buenos jugadores, en cualquier juego o actividad.
Por ejemplo, ¿cuántos de nosotros realmente ven qué tierra juegan nuestros oponentes? Creemos que sabemos lo que el oponente está jugando después del segundo o tercer turno y dejamos de poner atención. Habiendo visto bosques y montañas por cinco turnos, no nos importa si baja un bosque o una montaña en el sexto turno. Para este momento ya sabemos que es un mazo verde / rojo y nos desconectamos.
Y sin embargo, si un jugador verde / rojo baja una montaña en el sexto turno, podría querer decir que está juntando maná para un hechizo de X, o que tiene una criatura muy grande, como Sauce de Otoño. Si tu oponente giró el resto de sus tierras, podría tener un Lightning Bolt para la criatura que acabas de jugar, o querer que lo sospeches. Si estás en sintonía con el juego, probablemente podrías asumir con seguridad que tu oponente no tiene Land's Edge, porque no se está guardando tierra extra.
Fijarse cuidadosamente en qué maná gira tu oponente y en que orden puede revelar la presencia de otras cartas. Durante un juego tenso contra un mazo rojo / azul, noté que mi oponente giró primero una isla, después tocó su segunda isla, reconsideró, y giró dos montañas para jugar un Efrit exaltado. Aunque dejó dos manás azules enderezados (una regla importante para cualquier jugador de control), asumí que no tenía Counterspell en mano, pues su primer instinto fue usar la segunda isla. Jugué ese juego porque pude jugar Armageddon en mi turno sin temerle a un Counterspell.
Ver cómo sostiene un jugador sus cartas y cómo las reacomoda también podría revelar una cosa o dos, especialmente si te diste cuenta de dónde salió el Bolt en el turno pasado y dónde acomoda la carta robada. Algunos podrían decir que esto es abusivo, pero no es sino buena estrategia. Después de todo, nadie obligó a tu oponente a juntar todo su daño directo.
La llave a todo esto es la inteligencia activa. Los grandes jugadores siempre están jugando, aun cuando no hacen nada más que bajar una tierra y terminar su turno. Siempre están mirando, siempre analizando, y siempre pensando en las posibilidades y probabilidades.
Fe Total
Magic es un juego de azar. Las malas manos ocurren. He perdido más encuentros por manos raras – no, supernaturales – que por cualquier otro motivo. Podría tener treinta tierras y acceso a maná alternativo y robar una Mishra's Factory y nada más durante siete turnos [ Esto era cuando sólo se podía hacer mulligan si tenías 0 o 7 tierras.- Nota del Traductor ], y morir a manos de un León de Mtenda, a pesar de tener 14 fuentes de maná azul en el mazo. Las malas cosas a veces suceden.
Una diferencia entre los grandes jugadores y los demás es la fe completa en su habilidad de ganar. Los grandes jugadores tienen esperanza en las situaciones más desesperanzadas; creen tanto en sus habilidades como en su mazo para poder manejar cualquier situación que se les presentes. Los grandes jugadores juegan con confianza absoluta.
Recuerdo perfectamente jugar contra Mark Chalice en el primer torneo profesional. Después del primer día no le había ido tan bien como esperaba con su mazo de Necropotence, así que su ánimo estaba bajo. Yo estaba jugando un mazo blanco / azul con cuatro copias de Land Tax – una carta que había probado ser su perdición durante el torneo. De alguna manera logre jugar tres Land Tax seguidas. Él comentó secamente, “maldito Land Tax. Siempre pierdo por esa carta.” Entonces procedió a golpearme salvajemente con hordas de Caballeros y Espectros y me mató con Drain Life. ¿Tuve una mano mala? Probablemente. Pero lo que más me impresionó de ese juego fue lo inmutable que permaneció Chalice.
Se me ocurren innumerables otros ejemplos. Seteven O'Mahoney-Schwartz enfrentando a una horda de Djinn Érhnam y Spectral Bears con un único Caballero negro, con cinco tierras en su mano y nada más. Su oponente, afectado por la completa confianza en la actitud de Steve, cometió error tras error, hasta que Steve robó Orbe zurano, seguido de Disco de Nevinyrral, luego Necropotence, luego Torre de marfil, y finalmente Drain Life para el triunfo. Una vez más, lo asombroso para mi fue que Steve mantuvo la misma apariencia de determinación de acero sin importar si robaba un pantano o Orbe zurano
Los grandes jugadores también parecen jugar con una actitud positiva casi sobrehumana. Estoy pensando específicamente en la actuación de Hammer el pasado año en el segundo torneo profesional, pero otros ejemplos son fáciles de encontrar. Raramente maldicen, raramente tienen rabietas, generalmente no se comportan de manera grosera, etc. Si no tienen maná, se ven y juegan como si hubieran querido sólo robar una tierra. En más ocasiones de las que puedo recordar, grandes jugadores se han sobrepuesto a cualquier dificultad inicial, se han enfrentado y han ganado el juego. Si pierden la primera partida, juegan como si tuvieran las siguientes dos aseguradas. Juegan así aun si fueron destrozados y humillados en la primera partida. Sus oponentes, por el contrario, tienden a confiarse, emocionarse, y tal vez como resultado, no juegan tan cuidadosamente como necesitarían, y pierden.
Magic es un juego de azar. Las malas manos ocurren. He perdido más encuentros por manos raras – no, supernaturales – que por cualquier otro motivo. Podría tener treinta tierras y acceso a maná alternativo y robar una Mishra's Factory y nada más durante siete turnos [ Esto era cuando sólo se podía hacer mulligan si tenías 0 o 7 tierras.- Nota del Traductor ], y morir a manos de un León de Mtenda, a pesar de tener 14 fuentes de maná azul en el mazo. Las malas cosas a veces suceden.
Una diferencia entre los grandes jugadores y los demás es la fe completa en su habilidad de ganar. Los grandes jugadores tienen esperanza en las situaciones más desesperanzadas; creen tanto en sus habilidades como en su mazo para poder manejar cualquier situación que se les presentes. Los grandes jugadores juegan con confianza absoluta.
Recuerdo perfectamente jugar contra Mark Chalice en el primer torneo profesional. Después del primer día no le había ido tan bien como esperaba con su mazo de Necropotence, así que su ánimo estaba bajo. Yo estaba jugando un mazo blanco / azul con cuatro copias de Land Tax – una carta que había probado ser su perdición durante el torneo. De alguna manera logre jugar tres Land Tax seguidas. Él comentó secamente, “maldito Land Tax. Siempre pierdo por esa carta.” Entonces procedió a golpearme salvajemente con hordas de Caballeros y Espectros y me mató con Drain Life. ¿Tuve una mano mala? Probablemente. Pero lo que más me impresionó de ese juego fue lo inmutable que permaneció Chalice.
Se me ocurren innumerables otros ejemplos. Seteven O'Mahoney-Schwartz enfrentando a una horda de Djinn Érhnam y Spectral Bears con un único Caballero negro, con cinco tierras en su mano y nada más. Su oponente, afectado por la completa confianza en la actitud de Steve, cometió error tras error, hasta que Steve robó Orbe zurano, seguido de Disco de Nevinyrral, luego Necropotence, luego Torre de marfil, y finalmente Drain Life para el triunfo. Una vez más, lo asombroso para mi fue que Steve mantuvo la misma apariencia de determinación de acero sin importar si robaba un pantano o Orbe zurano
Los grandes jugadores también parecen jugar con una actitud positiva casi sobrehumana. Estoy pensando específicamente en la actuación de Hammer el pasado año en el segundo torneo profesional, pero otros ejemplos son fáciles de encontrar. Raramente maldicen, raramente tienen rabietas, generalmente no se comportan de manera grosera, etc. Si no tienen maná, se ven y juegan como si hubieran querido sólo robar una tierra. En más ocasiones de las que puedo recordar, grandes jugadores se han sobrepuesto a cualquier dificultad inicial, se han enfrentado y han ganado el juego. Si pierden la primera partida, juegan como si tuvieran las siguientes dos aseguradas. Juegan así aun si fueron destrozados y humillados en la primera partida. Sus oponentes, por el contrario, tienden a confiarse, emocionarse, y tal vez como resultado, no juegan tan cuidadosamente como necesitarían, y pierden.
Perspectiva Sana
Al final del día, aquellos jugadores que realmente son grandes, parecen entender que Magic es sólo un juego, y que un torneo – aún el Pro Tour – es sólo un evento. Si pierden una partida, se centran en las siguientes dos partidas. Si pierden una ronda, se enfocan en la siguiente. Si pierden las suficientes rondas para quedar fuera de competición, se enfocan en el siguiente torneo. Si pierden tres torneos seguidos, esperan ganar el siguiente. Si nada sale bien, toman un paso atrás y se mantienen positivos porque, después de todo, sólo es un juego.
Si pierdes control del juego interno del Magic , entonces pierdes la fortaleza mental que se necesita para sobreponerse a los obstáculos. No puedes ganar excepto gracias a buena suerte. Los grandes jugadores no sólo construyen sus mazos para minimizar los efectos de la suerte en el resultado del encuentro sino, de manera menos obvia, su actitud neutraliza los efectos debilitantes de la suerte sobre su concentración.
Una de mis experiencias de torneo recientes ilustra cómo funciona el juego interno del Magic . Jugué en un torneo Standard grande, usando restricciones anteriores a 1997 con un mazo que había afinado a la perfección. Conocía el mazo de adentro hacia fuera, y lo había usado para derrotar a gran variedad de oponentes. En una ronda, perdí la primera partida porque mi oponente jugó Destacamento kjeldorano de primer turno y, cuando traté de jugar Armageddon, mi oponente resultó tener Constricción arcana en mano.
En perspectiva, sabía que mi mazo era fácilmente el mejor diseñado para ganarle al de mi oponente, pues contenía Armageddon, Orbe invernal, Deslizamiento de lodo, Ira de Dios, Pyroclasm, contrahechizos, Espadas en guadañas, Lightning Bolt, Circulo de protección: rojo, Tutora mística y Tutora inspirada. Pero estaba alterado por la derrota; perdí fe en mí mismo y en mi mazo y no la recuperé aún después de destrozarlo en la segunda. En el tercer juego, jugué tentativamente, nerviosamente, olvidando una cosa tras otra, hasta que me encontré en 4 de vida. Sólo entonces me di cuenta que mi oponente me había estado atacando con una horda creciente de tokens de Destacamento kjeldorano, ¡a pesar de que tenía en juego Deslizamiento de lodo desde hace 10 turnos! Perdí esa partida y la ronda, por un error estúpido. ¿Cómo pasó? Podrían decir que fui descuidado, estúpido, lo que sea, pero lo que realmente pasó es que me había permitido perder el juego interno del Magic . No creí que pudiera ganar, así que encontré la manera de perder. Habiendo perdido el juego interior, no podía ganar el juego exterior.
Me conjunté a mi mismo después de esa ronda, la saqué de mi mente, y traté de recobrar mi compostura. Gané cuatro seguidas después de eso, venciendo a mazos que deberían haberme ganado, simplemente porque me rehusé a perder el juego interno. Sin importar qué tan mal parecían las cosas, me dije a mi mismo que debía tener fe, jugar con inteligencia activa y mantener las cosas en perspectiva.
Piensen en alguna partida que perdieron que luego se dieron cuenta que deberían haber ganado. ¿Qué fuerte fue su juego interno durante esa partida? Y piensen en esas partidas que han ganado a pesar de que deberían de haberlos perdido. ¿Qué tan fuerte fue su juego interno entonces? Y más importante, ¿se enfrenta a ganar y perder con la misma fuerza agraciada? Ese es carácter, y es la cúspide del juego interno del Magic . Obtener ese nivel de fuerza en la vida es, yo creo, una excelente razón para jugar Magic .
Al final del día, aquellos jugadores que realmente son grandes, parecen entender que Magic es sólo un juego, y que un torneo – aún el Pro Tour – es sólo un evento. Si pierden una partida, se centran en las siguientes dos partidas. Si pierden una ronda, se enfocan en la siguiente. Si pierden las suficientes rondas para quedar fuera de competición, se enfocan en el siguiente torneo. Si pierden tres torneos seguidos, esperan ganar el siguiente. Si nada sale bien, toman un paso atrás y se mantienen positivos porque, después de todo, sólo es un juego.
Si pierdes control del juego interno del Magic , entonces pierdes la fortaleza mental que se necesita para sobreponerse a los obstáculos. No puedes ganar excepto gracias a buena suerte. Los grandes jugadores no sólo construyen sus mazos para minimizar los efectos de la suerte en el resultado del encuentro sino, de manera menos obvia, su actitud neutraliza los efectos debilitantes de la suerte sobre su concentración.
Una de mis experiencias de torneo recientes ilustra cómo funciona el juego interno del Magic . Jugué en un torneo Standard grande, usando restricciones anteriores a 1997 con un mazo que había afinado a la perfección. Conocía el mazo de adentro hacia fuera, y lo había usado para derrotar a gran variedad de oponentes. En una ronda, perdí la primera partida porque mi oponente jugó Destacamento kjeldorano de primer turno y, cuando traté de jugar Armageddon, mi oponente resultó tener Constricción arcana en mano.
En perspectiva, sabía que mi mazo era fácilmente el mejor diseñado para ganarle al de mi oponente, pues contenía Armageddon, Orbe invernal, Deslizamiento de lodo, Ira de Dios, Pyroclasm, contrahechizos, Espadas en guadañas, Lightning Bolt, Circulo de protección: rojo, Tutora mística y Tutora inspirada. Pero estaba alterado por la derrota; perdí fe en mí mismo y en mi mazo y no la recuperé aún después de destrozarlo en la segunda. En el tercer juego, jugué tentativamente, nerviosamente, olvidando una cosa tras otra, hasta que me encontré en 4 de vida. Sólo entonces me di cuenta que mi oponente me había estado atacando con una horda creciente de tokens de Destacamento kjeldorano, ¡a pesar de que tenía en juego Deslizamiento de lodo desde hace 10 turnos! Perdí esa partida y la ronda, por un error estúpido. ¿Cómo pasó? Podrían decir que fui descuidado, estúpido, lo que sea, pero lo que realmente pasó es que me había permitido perder el juego interno del Magic . No creí que pudiera ganar, así que encontré la manera de perder. Habiendo perdido el juego interior, no podía ganar el juego exterior.
Me conjunté a mi mismo después de esa ronda, la saqué de mi mente, y traté de recobrar mi compostura. Gané cuatro seguidas después de eso, venciendo a mazos que deberían haberme ganado, simplemente porque me rehusé a perder el juego interno. Sin importar qué tan mal parecían las cosas, me dije a mi mismo que debía tener fe, jugar con inteligencia activa y mantener las cosas en perspectiva.
Piensen en alguna partida que perdieron que luego se dieron cuenta que deberían haber ganado. ¿Qué fuerte fue su juego interno durante esa partida? Y piensen en esas partidas que han ganado a pesar de que deberían de haberlos perdido. ¿Qué tan fuerte fue su juego interno entonces? Y más importante, ¿se enfrenta a ganar y perder con la misma fuerza agraciada? Ese es carácter, y es la cúspide del juego interno del Magic . Obtener ese nivel de fuerza en la vida es, yo creo, una excelente razón para jugar Magic .
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